…Pero su señoría, ¿cómo es que la deja ir así?, ella me robo, me tiene secuestrado. Por lo menos una multa o una noche en la cárcel, algo.
Discúlpeme Sr. Peñaloza, pero lo que ella hizo no es un delito.
Pero es que, ¿cómo?, si yo ya no soy mío y ella puede decir que soy suyo sin que nadie le objete nada.
Pero no lo hizo por debajo de la ley, es completamente legal y nosotros no podemos intervenir en estos casos.
¡Pero es que esto es secuestro, esclavitud! ¡Trafico de órganos! ¡Haga algo!
Señoría, yo quiero gobernarme, pero ella no me deja.
Pero no entiendo que tiene de malo, muchos matarían por tener algo así como lo de ustedes.
Es que usted no sabe que se siente extrañarla cada minuto del día sin que te permita pensar, el imaginar sus labios y no poderlos besar, el que mi corazón lata sólo a la par de el de ella y se detenga con su mirada, el llenarte de horror de que alguien más se la puede llevar, nadie sabe.
Déjeme hacer una llamada, veré si mandan algún consultor o alguien que ya haya presenciado este caso antes.
Adelante, su señoría.
*Se realiza la llamada*
Mire, Sr. Peñaloza, este juicio se suspenderá hasta que venga el consultor en aproximadamente cuatro o cinco días.
De acuerdo Señoría, creo que podré esperar… y aguantar.
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